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El reflujo gastroesofágico en niños

06 Abr 2021
Tenerife

Dr. José Ramón Alberto Alonso

Médico especialista en pediatría en la Unidad de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición pediátrica del Servicio de Pediatría del Hospital de Nuestra Sra. de la Candelaria en Tenerife.

El reflujo gastroesofágico se produce cuando el paso de contenido gástrico desde el estómago hacia el esófago se produce sin esfuerzo. Cuando se sobrepasa la capacidad del esófago de soportar la acidez gástrica se puede inflamar y ocasionar complicaciones dando lugar entonces a la enfermedad por reflujo gastroesofágico.

Causas fisiológicas

Habitualmente no supone ningún problema para el bebé. Su causa es fisiológica y ocurre por la inmadurez en los recién nacidos que ocasiona un cierre inadecuado de los cardias (anillo que separa el esófago del estómago), junto a una dieta fundamentalmente líquida y las contracciones más ineficaces del esófago para que avance la comida, dando lugar al reflujo, o ese paso de contenido desde el estómago hacia el esófago y la boca. 

Este problema suele resolverse a medida que el bebé va creciendo y madurando, generalmente sobre los 12- 18 meses de edad teniendo su máxima expresión en los primeros meses de vida. Si persiste en edades algo mayores suele alternar episodios de mejoría y empeoramiento, con una tendencia a persistir de adultos hasta en un 50% de los casos. 

En niños mayores las causas del reflujo gastroesofágico son similares a las del adulto, secundarios a la ingesta de determinados alimentos (cítricos, tomate, chocolate, menta, comidas grasas, cafeína), bebidas (refrescos carbonatados) o medicamentos, o algunos problemas anatómicos como una hernia de hiato (una afección en la cual parte del estómago pasa por encima del diafragma, el músculo que separa el tórax y la cavidad abdominal). 

Es importante, especialmente en los niños más pequeños, una valoración por parte del pediatra ya que el reflujo gastroesofágico puede deberse a otras patologías como infección de orina, alergias alimentarias, alteraciones anatómicas (estenosis hipertrófica del píloro) u otros problemas más importantes como enfermedades metabólicas o problemas del sistema nervioso central. 

Síntomas

Los síntomas en bebés son regurgitaciones, vómitos y cólicos. Pueden aparecer síntomas de alarma como vómitos con sangre, irritabilidad constante, llanto con las tomas, postura de arqueamiento, rechazo de la alimentación, retraso del crecimiento, cese de la respiración momentánea, etc. En estos casos pasaríamos de considerar un RGE fisiológico o “regurgitadores felices” (lactante con muchas regurgitaciones, pero con adecuado crecimiento y exploración física normal) a una enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), que sí requeriría tratamiento.

En niños más grandes los síntomas son más similares al adulto, como el ardor del pecho. 

Diagnóstico

Con los síntomas y la exploración física es suficiente para el diagnóstico. En la mayoría de los casos una buena historia clínica y la respuesta al tratamiento médico son suficientes para el diagnóstico. En otras ocasiones, puede solicitarse una serie de pruebas complementarias como la pHmetría (en la que se coloca una sonda a través de la nariz hasta el esófago y se mantiene durante 24 horas para medir el reflujo), el tránsito esofagogástrico (radiografías seriadas tras ingerir un contraste), o una endoscopia digestiva alta

Tratamiento

El tratamiento se basa en las medidas higiénico-dietéticas y el tratamiento farmacológico. En lactantes es útil espesar las tomas (o utilizar fórmulas antirreflujo), modificar volúmenes o frecuencia de estas para evitar sobrealimentación y no acostarlos inmediatamente después de la toma. También puede ser necesario en algunas ocasiones realizar una prueba con una fórmula hidrolizada (sin proteínas de la leche de vaca) durante unas semanas.

En niños más grandes es recomendable evitar comidas copiosas y dietas ricas en grasas, picantes, cítricos, bebidas gaseosas, tomate, etc.

Observación:

En cuanto a las medidas posturales en lactantes ya no se recomiendan mientras están durmiendo, por el riesgo de muerte súbita del lactante, pero en niños más grandes si es recomendable la elevación del cabecero de la cama o dormir sobre el lado izquierdo. 

Respecto al tratamiento farmacológico, se recomienda en lactantes con síntomas de alarma o en niños grandes con síntomas típicos (ardor, dolor de estómago o del pecho), siendo los de primera línea los inhibidores de la bomba de protones (omeprazol).
En casos de RGE de difícil control puede ser necesaria la cirugía. 
 

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