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Ejercicio físico: ¿Cuál es el más recomendable?

26 Mayo 2020
Madrid
Ejercicio físico: ¿cuál es el más recomendable?

Mikel Izquierdo.

Catedrático y Director del Departamento de Ciencias de la Salud Universidad Pública de Navarra.

 

Indistintamente de la edad de la persona, siempre se ha aconsejado desde el punto de vista de la salud, la realización de un entrenamiento de resistencia aeróbica moderado (caminar o nadar) como la mejor opción para estar sano y como complemento al tratamiento de enfermedades cardiovasculares.

La resistencia aeróbica es la capacidad para aguantar durante el mayor tiempo posible, a una intensidad determinada, una actividad física en la que intervengan una gran parte de los músculos del cuerpo. Depende de la habilidad que tengan el corazón, los pulmones y el sistema circulatorio. Nadar, andar e ir en bicicleta son algunas actividades aeróbicas.

Sin embargo, en el caso particular de las personas mayores, o aquellas que tengan sobrepeso o diabetes, es necesario complementar estos ejercicios con los de fuerza muscular. A partir de los 20 o 30 años la fuerza disminuye de manera importante. Si no se hace ejercicio, hacia los 75 y 85 años la fuerza de piernas y brazos puede reducirse tanto que la persona no podrá levantarse de la cama o del sillón. Por lo que para evitar no perder mucha fuerza con la edad y prevenir que esta pérdida favorezca la aparición de problemas, como dolores de espalda, osteoporosis, o la imposibilidad futura de levantarse de la cama o de la silla, llevar objetos pesados o mejorar la musculatura para evitar caídas en los mayores, es recomendable que también se realicen este tipo de ejercicios.

En personas mayores de 65 años lo idóneo es complementar los ejercicios de resistencia o aeróbicos con ejercicios de fuerza y flexibilidad. En el entrenamiento de fuerza los ejercicios van dirigidos a reforzar los músculos de los brazos y las piernas. Son recomendables prácticas como estirar y encoger los brazos con algún tipo de peso como un kilo de arroz, subir y bajar escaleras o sentarse y levantarse de una silla.

En último lugar se encuentran los ejercicios de flexibilidad. El objetivo de estos ejercicios es mantener o aumentar la amplitud de movimiento de las articulaciones para que el anciano pueda hacer sus tareas de la vida cotidiana, como andar, entrar en un coche, peinarse o ponerse una chaqueta. Los ejercicios de hombros (delante y detrás), cuello (izquierda a derecha), espalda, cadera y piernas engloban este entrenamiento que, conviene practicar lentamente, hasta sentir que el músculo se estira, pero sin que duela.

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